Atracción sin distinción al género
Por naturaleza humana, buscamos poner las cosas en categorÃas: blanco o negro, femenino o masculino, bueno o malo.
Sin embargo, siempre hay un área gris en ese proceso de aprendizaje y, en el campo de la sexualidad, los que están en la frontera son los bisexuales, quienes, en su mayorÃa, mantienen sus preferencias en el clandestinaje y son pocos los que la confiesan, por temor al rechazo, tanto de la comunidad gay como la heterosexual, quienes, a ambos lados del espectro, los fustigan por su «indecisión» y «rebeldÃa».
¿Es posible amar a hombres y mujeres por igual? La historia indica que sÃ. Desde los tiempos de los griegos y los romanos, era normal tener una esposa e iniciar sexualmente a los jóvenes. El padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, señaló que los humanos nacen «polimórficamente perversos», o sea, que son capaces de derivar placer de prácticamente cualquier cosa y, para sellar el caso, el biólogo Alfred Kinsey, considerado por muchos el padre de la sexualidad, realizó en 1948 un amplio estudio en el que encontró que, en una escala del cero al seis (desde «totalmente heterosexual» hasta «totalmente homosexual»), la mayorÃa se movÃa en el medio, ya fuera aceptando atracción hacia su propio sexo o confesando haber llevado esa atracción a la práctica.
Grupo Lesbico de Nicaragua