Lapidada por adúltera

«Nuestra hermana Aisha pidió a la corte islámica ser juzgada y castigada por el crimen cometido», «admitió ser una adúltera», «se le pidió que revisara su confesión pero ella demandó la Sharia y el castigo que merecía». El líder islámico de la ciudad portuaria de Kismayo (sur de Somalia), el jeque Hayakallah, pronunció estas frases el pasado lunes ante la multitud que presenció la muerte de la adúltera por lapidación. Frases que justificaban «la práctica de un castigo inusual en la región, llevado a cabo por primera vez en Kismayo». Aisha Ibrahim Dhuhulow, de 23 años, fue enterrada hasta el cuello y, después, apedreada hasta la muerte por medio centenar de hombres. No fue la única en morir. Los guardias islamistas abrieron fuego cuando familiares de la joven pretendieron acercarse a ella y mataron a un niño.

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