Leyes de inmigración dividen a parejas homosexuales

Joseph Racicot y su pareja, Roland, celebraron el martes el octavo aniversario de su relación sentimental. A ambos les habría encantado disfrutar de una cena íntima en la casa que eligieron en Houston, bebiendo unas copas de cabernet sauvignon y rememorando la historia de cómo se conocieron.
Sin embargo, pasaron su aniversario a distancia, a 1,500 millas uno del otro. Racicot está en Saskatchewan, Canadá, y Roland en Houston. Su único vínculo es el teléfono y el sentimiento que los mantiene unidos en la lejanía, pese a los problemas de inmigración que obstaculizan su relación.
De acuerdo con las leyes federales, los estadounidenses homosexuales no pueden reclamar a sus parejas, incluso si hay leyes estatales que los reconocen como pareja. Este problema ha dejado pocas opciones para vivir en Estados Unidos a unas 36,000 parejas del mismo sexo, como Roland y Racicot, según Immigration Equality, una organización con sede en Nueva York que defiende los derechos de los inmigrantes homosexuales.
“La realidad es que esto no estaría ocurriendo si, como estadounidense, pudiera reclamar a mi pareja”, dijo Roland, quien no quiso que se divulgara su apellido por temor a que eso pudiera repercutir negativamente en su centro de trabajo.

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