El nombre (Ley de Protección de Menores contra el Efecto Perjudicial de la Información Pública) parece una cosa, pero esconde otra. Según han denunciado AmnistÃa Internacional y la sección europea de la Asociación Internacional de Lesbianas y Gays (ILGA), la norma que va a debatir el Parlamento lituano «prohÃbe la información en las escuelas de la diversidad sexual», y criminaliza » la promoción de la homosexualidad, entendiendo por ésta cualquier información no negativa respecto a la orientación sexual hacia personas del mismo sexo».
El paÃs báltico ya es uno de los de la Unión Europea donde la vida de lesbianas, gays y transexuales es más difÃcil. Los intentos de organizar un dÃa del Orgullo Gay se enfrentan a la sistemática prohibición de las autoridades, y, como denuncia la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales española (FELGTB), «Lituania se podrÃa convertir en el paÃs europeo más peligroso para lesbianas, gays, transexuales y bisexuales», con la prohibición de asociaciones, programas educativos o de lugares de encuentro.
«Esta ley es una resurrección de la Ley de Vagos y Maleantes, de la persecución estatal a las y los homosexuales y transexuales, y desde la Unión Europea no se puede permitir que un paÃs miembro encierre en cárceles a las personas que libremente viven su derecho a amar y ser amados tal y como son». «España tiene que asumir su papel en la UE e impedir que desde este organismo internacional se permitan estas violaciones a los Derechos Humanos», ha dicho el presidente de la FELGTB, Antonio Poveda.
Precisamente la normalización de la situación de las personas que no se ajustan a la mayorÃa heterosexual es uno de los caballos de batalla en la armonización legislativa de la UE de los Veintisiete. Frente a situaciones como la española o la de los paÃses nórdicos, en la mayorÃa de los del este se dan unas situaciones -de hecho o de derecho- mucho más complicadas, que dificultan la integración y la normalización. La propia FELGTB recoge en su web el caso de Rumania, donde la anifestación se ve asediada y sus participantes amenazados o golpeados, muchas veces ante la inactividad policial.