¿Por qué nos llamamos “sobrevivientes”?

Quienes hemos vivido abuso sexual en nuestra niñez nos llamamos “sobrevivientes”. ¿Por qué?

Lo primero es mencionar una de las diferencias cruciales entre la violación sexual que sufre una persona adulta y el abuso sexual que sufrimos siendo niñas y niños. En la mayoría de los casos de la violación a una persona adulta el violador huye después de cometer su delito y deja a su víctima abandonada. Muchas veces la persona violada nunca jamás vuelve a ver a su agresor o, si la Policía lo captura, lo reencontrará en el Juzgado, donde si el juez aplica la ley será condenado.

En la mayoría de los casos de abuso sexual en la infancia, la situación es muy diferente: el abusador vive, con frecuencia, en la misma casa de su víctima y se presenta ante ella, por la posición que ocupa en la familia, en diferentes momentos y con caras diferentes.

En mi caso, mi padre, que abusaba de mí, se me presentaba a menudo como un padre preocupado por el bien de sus hijos, cariñoso con sus hijos y conmigo. En otras ocasiones miraba en él el rostro, la mirada del abusador. Para superar esa dualidad, desarrollé un sistema de alerta permanente. Todo mi cuerpo se ponía tieso, en alerta, cuando él regresaba del trabajo y trataba de esquivarlo, de no encontrarme con él.

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