Queremos Justicia, no compasión: Monseñor, somos hijos de Dios sin condiciones.

Es lo que parece que pretende el nuevo arzobispo católico de Birmingham, partidario de abrazar a aquellos gays y lesbianas que vivan bajo los dictados de la iglesia. Lo que habría que ver es a qué se refiere: ¿podemos ser gays, cristianos, católicos, pero sin derecho a vivir en pareja o a contraer matrimonio? ¿hemos de guardar una castidad a la que no todos hemos sido llamados pero que la Iglesia nos impone? ¿Podemos ser gays pero tenemos vetado el acceso al sacerdocio?… Demasiadas condiciones, demasiadas prohibiciones que Dios no nos ha impuesto desde su amor incondicional que ustedes se empeñan en negarnos.

Bernard Longley será el nuevo arzobispo católico de Birmingham. Hasta ahora ocupaba el cargo de obispo auxiliar en Westminster, donde ha apostado por la integración de los LGTB en la diócesis, llegando incluso a celebrar misas para gays y lesbianas, lo que le valió numerosas críticas.

La elección de Longley, que a simple vista pasa por una buena noticia para gays católicos, ofrece sin embargo lecturas contradictorias. Es cierto que se ha acercado a los gays y aboga por que se les deje participar y no se les niegue la comunión, pero siempre siguiendo los dictados de la Iglesia Católica, que exige castidad a los homosexuales.

Parece que su entendimiento con lesbianas y gays es un intento de tenerles bajo control, más que otra cosa, sobre todo teniendo en cuenta que Longley ha sido señalado como un hombre ideológicamente cercano al actual Papa. Algunos analistas consideran que con la elección de Longley, algo joven para el cargo, Benedicto XVI se ha saltado una generación y prosigue con su estrategia de blindar a la iglesia ante cualquier intento de cambio.

Tomado de: Cristianos Gay.

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