La pensión alimenticia es un derecho, no un regalo

Un ring de boxeo fue durante cinco años la ilusión de tener una vida mejor, para Martha Anduray y la niña que tuvo con su marido en ese entonces, el ahora reconocido deportista Román Chocolatito González, Campeón mundial de peso mínimo de la Asociación Mundial de Boxeo.

En esos años, su ahora ex pareja, era un deportista que se dedicaba de lleno a entrenar, por lo que no aportaba ni un centavo para sus gastos de manutención, los de su esposa y la hija de ambos. Martha mantenía la casa con su humilde salario como obrera de zona franca y luego como conserje de la Alcaldía de Managua.

A veces no le ajustaba ni para pagar la escuelita donde tenía a la niña. “Todo por ayudarlo porque él prometía que nada le iba a faltar a su hija cuando él fuera campeón y ganara mucho dinero”, nos cuenta Martha.

Hace tres años Chocolatito ganó la corona mundial, pero el sueño de Martha se hizo humo, porque al separarse éste le dio la espalda económica y afectivamente, tanto a su niña como a ella. Ella alquiló un cuartito humilde para vivir con su hija, mientras su ex pareja andaba en un lujoso carro Mercedes Benz.

“Las jaranas eran unas tras otras para poder pagar el alquiler, colegiatura, comida, medicamentos, ropa y con mi salario de 3 mil pesos al mes no alcanzaba. No llevaba mi hija ni al parque porque todo pedía, hasta que un día ella me dijo: “mamá no te voy a pedir nada, pero llevame al parque a jugar”. Esa fue la gota que derramó el vaso y me dije voy a demandar la pensión de alimentos, porque no puede ser que mientras mi hija pasa calamidades, Román esté semanas enteras en un hotel en la playa”, nos cuenta Martha.

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