
…..¿Será esta miopÃa una herencia victoriana? ¿Un legado transmitido a través de tantas escenas literarias del siglo XIX en las que las Mujercitas se besan, se abrazan, se visten y se desvisten sin censura porque el lesbianismo no existe todavÃa? Por algo aún hoy dos hombres no necesitan siquiera ir del brazo para que se note que son pareja, mientras dos mujeres pueden dormir juntas y no es indicio suficiente.
Si bien no se puede medir cuánto conserva este presente posmoderno de los corsés de antaño, no hay dudas de que existió un tiempo, no tan lejano, en el que las mujeres cultivaron una amistad erotizada, y algunas hasta llegaron a hablar de matrimonio entre ellas.Relaciones que no sólo no escandalizaban a nadie sino que formaban parte de una especie de educación sentimental, preparación para la llegada del matrimonio con mayúsculas en el cual gobernarÃa el esposo y nacerÃan los hijos. Una cosa no quitaba la otra. Al contrario. Y este solo dato, la existencia de estas âamistades admitidasâ, pone en cuestión la idea de que la división tajante entre mujer-hombre, hétero-homo haya sido siempre tan asÃ, o al menos pone en duda su infalibilidad……
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