El tratamiento de la mujer en las Iglesias va desde la ordenación a la violación de derechos – Tras la discriminación está el control de su sexualidad – La falta de vocaciones puede impulsar el cambio .
Si la mujer es la mitad del cielo, como dicen en China, aquÃ, en la Tierra, el protagonismo femenino en el ámbito de las religiones oscila entre el infierno de las teocracias -la de los talibanes en Afganistán, por ejemplo-, el paraÃso de algunas Iglesias protestantes, que permiten la ordenación de ministras, y el limbo en que se encuentran en la mayorÃa de confesiones: sin papel, supeditadas o relegadas a un oscuro tercer plano, cuando no vÃctimas de violaciones cometidas en nombre de algún dogma. Si la paridad en Occidente avanza con la ayuda de leyes, plantear siquiera una justa correspondencia con los varones en la mayorÃa de religiones del mundo supone aún una utopÃa. Sólo unas pocas confesiones minoritarias, de creación o implantación recientes, conceden a la mujer un papel algo más que testimonial. Son casos contados.
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