Hasta la última gota
Carta de una madre por opción
Un grupo de feministas protesta en México contra la polÃtica hacia mujeres del nicaragüense Daniel Ortega
Un grupo de feministas clausuró hoy de manera simbólica la Embajada nicaragüense en México y leyó un pronunciamiento en el que acusa al Gobierno de Daniel Ortega de «criminalizar» la protesta de las defensoras de los derechos de las mujeres en Nicaragua.
La acción, protagonizada por una veintena de personas, es similar a otras que se efectuaron la semana pasada en Costa Rica y a las que están convocadas para la presente jornada en Honduras y Panamá, señalaron las manifestantes.
Feministas de Costa Rica arrecian sus protestas
Expresaron que la única forma para que en Nicaragua no se consolide una dictadura es a través de la presión internacional, y que una muestra de eso es que esa presión âya ha hecho mellaâ en el presidente Ortega, al presentarse âconciliadorâ el dÃa martes en una reunión que sostuvo con ONG en Managua.
âOrganizaciones de izquierda son las que se han pronunciado en contra de la persecución, acoso y amenazas de muerte, a que son sometidas nuestras compañeras. Esa presencia le debe doler, porque quienes apoyaron la revolución hoy lo están desenmascarando. Son perversosâ, expuso en conferencia de prensa la presidenta del el Centro Feminista de Información y Acción (Cefemina), Ana Carcedo.
Human Rights Watch (HRW)
«En los últimos dos meses, algunas defensoras de los derechos de las mujeres informaron que fueron sujetas a actos de intimidación, incluidas llamadas amenazadoras y actos de vandalismo», señaló la organización estadounidense.
HWR menciona el caso de Ana MarÃa Pizarro, una defensora del derecho al aborto que ha recibido llamadas amenazantes contra su familia, y la pintura «con los colores del partido en el poder, rojo y negro», lanzada contra Vilma Núñez, ex vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia y presidenta del Centro para los Derechos Humanos de Nicaragua.
La organización cita además el caso de nueve abogadas y activistas que están siendo perseguidas judicialmente en el marco del denominado caso «Rosita», una niña de nueve años que abortó en 2003 tras ser violada.
Las autoridades acusan a esas activistas de encubrir el delito, sostiene HRW.
«El gobierno nicaragüense deberÃa adoptar todos los pasos necesarios para asegurar que los defensores de los derechos humanos tienen entera libertad para promover y proteger los derechos de las mujeres sin sufrir acoso ni intimidación», dijo HRW.
El aborto está penalizado totalmente en Nicaragua desde 2006.
Lapidada por adúltera
Acciones de las Compañeras Salvadoreñas
La otra, Siempre
Por Mariana Pessah
â¿Nacionalidad? âpreguntó la empleada mientras llenaba la planilla. Sin esperar la respuesta ella misma agregó:
âExtranjera, ¿no?
Me he acostumbrado a ser otra, a tener que explicarme por mi forma de hablar, de vestir, de ser, o bien de pensar. Soy la extranjera, la torta, la moishe, la radikal. Si, como dice Judith Butler, la vida es una performance, yo actúo-juego. A veces me siento durona, tortona, machona, fuerte; y representar estos roles en una sociedad tan cruel, violenta y separatista como la nuestra, me hace sentir âprotegidaâ. La otredad me otorga unicidad y todas esas singularidades conforman mis diferentes pieles. Denuncio a través de esta postura mi disidencia con esta realidad. Diferenciarme de este sistema al cual dedico mi vida y mis dÃas a destruir y cambiar me es tan vital como necesario y me gusta. Mi cuerpo es mi herramienta de visibilidad, es parte de mi lucha, mi casa.
Sin embargo, hay dÃas en los que prefiero actuar la âniña buenaâ, la lesbiana invisible. Entonces juego a la turista y me quedo observando, fotografiando diferentes realidades.
Al llegar a casa me abro una cerveza y, acariciando mi barba, escucho a Chava Alberstein cantando en idish. Y me voy relajando.
Durante mucho tiempo fui vista como la misteriosa, la asexuada, la que no enganchaba, que nada la motivaba. Eso para el afuera, porque en silencio imaginaba mundos propios, fantásticos, que de a ratos los habitaba. De pronto se escuchaban las llaves en la puerta, los pasos que entraban, la realidad se hacÃa presente. La tensión nuevamente se apoderaba de mà y salÃa corriendo a buscar mi careta social. La rigidez corporal nuevamente se apoderaba de mà y volvÃa a vestir el misterio.
Asumir mi lesbianidad fue como atravesar la calle, estar del otro lado.
Llegó una hora en que mi cuerpo gritaba, mi deseo se rebelaba, estaba pariendo un sexo insurgente. Me revelaba lesbiana ante el mundo.
Hablemos de abuso sexual
Apropiarnos de que el abuso sexual es prevenible nos ayudará a hablar de ello con nuestros hijos e hijas. ¿Cuál es el primer paso? Informarnos y hablar sobre el tema adecuadamente.
Muchas veces a las personas adultas nos cuesta hablar sobre el abuso sexual; eso hace que en ocasiones nos limitemos a âalarmarâ y âatemorizarâ, por ejemplo: âtenés que defenderteâ, âno te dejés tocar de nadieâ, etc… Este tipo de orientaciones no le enseña a la niña qué hacer o cómo hacerlo.
A veces, decimos que prevenimos cuando le decimos a los niños/as que no hablen con personas extrañas… ¿Es asà que debemos decir a las/os niñas/os? quizás no, porque con ello estamos desconociendo que la mayorÃa de los abusadores son personas cercanas, de confianza y familiares del niño o niña.
Aprender más sobre el abuso sexual hace que tengamos más elementos que dar a los niños y niñas para que en realidad la prevención sea efectiva.
Preparémonos junto al niño o niña, busquemos respuestas ante posibles estrategias que usan los abusadores, por ejemplo, dice el abusador: âVamos a jugar solos con la puerta cerradaâ; la niña/o debe estar clara por qué no se debe jugar asÃ, entonces ella/él puede responder: âNo me gusta jugar encerrada/o, abra la puerta o gritoâ.