Semenya fue expuesta a vergüenza pública

Lo sabían. Aun así la dejaron correr. Los responsables de Atletismo Sudáfrica (ASA) tenían sospechas y ordenaron un examen ginecológico a la atleta Caster Semenya, una semana antes de acudir a los Mundiales de Berlín, en agosto. Declinaron seguir las recomendaciones médicas de retirar a Semenya, de 18 años, y la expusieron a la humillación pública consiguiente.

El gobierno sudafricano pidió que ASA despida a su presidente, Leonard Chuene, horas después de que éste, ante las evidencias publicadas en la prensa local, reconociera haber mentido sobre las pruebas que se hicieron a la corredora sin ella saberlo.

El gobierno responsabiliza a Chuene de haber expuesto a la joven a una vergüenza pública de la que dudan pueda reponerse. “La han destrozado por una medalla de oro”, es el sentir popular.

“Las maté”. Fueron pocas las palabras que se oyeron a Semenya, con inequívoca voz masculina, a su regreso de Berlín, con el oro de los 800 metros al cuello. Se hizo con el triunfo en 1 minuto 55 segundos, dos segundos menos que su rival inmediata.Horas antes, la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) la examinaba por las dudas que despertaba su sexo.

Su holgada victoria se sumaba a su poderosa constitución física para hacerla más sospechosa, incluso entre sus rivales: “Creo que no es una mujer”, dijo la italiana Elisa Piccione, sexta en la carrera.

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